El pequeño bosque junto al mar

Toca la imagen del cálamo de abajo para acceder gratis a nuestra mejor selección de cuentos con actividades. Descárgalos y disfruta de ellos siempre que quieras

Advertisement

¿Dónde empezar? Descarga la guía gráfica "Educar con cuentos", disfruta nuestros videocuentos y prueba Jakhu Cuentos, nuestra app de cuentos infantiles.

Ficha del cuento
8.4

Valores

Trabajo en equipo y solidaridad

Enseñanza

Una parábola de cómo hacer el bien y ayudar a los demás es una actitud que termina extendiéndose

Ambientación

Un poblado y un bosque junto al mar

Personajes

Los habitantes de una aldea, sus enemigos, y un bosque

Abajo tienes el texto del cuento y un enlace para descargarlo. Úsalo para trabajar el desarrollo emocional y cognitivo de tus niños o tu bebé, y ayudarte en tu labor de padre o madre

Advertisement
Descargar
Imprimir

El pequeño bosque junto al mar

Llévate estos cuentos
Cuentos para niños
Cuentos para dormir

Había una vez un pequeño poblado separado del mar y sus grandes acantilados por un bosque. Aquel bosque era la mejor defensa del pueblo contra las tormentas y las furias del mar, tan feroces en toda la comarca, que sólo allí era posible vivir. Pero el bosque estaba constantemente en peligro, pues un pequeño grupo de seres malvados acudía cada noche a talar algunos de aquellos fuertes árboles. Los habitantes del poblado nada podían hacer para impedir aquella tala, así que se veían obligados a plantar constantemente nuevos árboles que pudieran sustituir a los que habían sido cortados.

Durante generaciones aquella fue la vida de los plantadores de árboles. Los padres enseñaban a los hijos y éstos, desde muy pequeños, dedicaban cada rato de tiempo libre a plantar nuevos árboles. Cada familia era responsable de repoblar una zona señalada desde tiempo inmemorial, y el fallo de una cualquiera de las familias hubiera llevado a la comunidad al desastre.
Por supuesto, la gran mayoría de los árboles plantados se echaba a perder por mil variadas razones, y sólo un pequeño porcentaje llegaba a crecer totalmente, pero eran tantos y tantos los que plantaban que conseguían mantener el tamaño de su bosque protector, a pesar de las grandes tormentas y de las crueles talas de los malvados.

Pero entonces, ocurrió una desgracia. Una de aquellas familias se extinguió por falta de descendientes, y su zona del bosque comenzó a perder más árboles. No había nada que hacer, la tragedia era inevitable, y en el pueblo se prepararon para emigrar después de tantos siglos.

Sin embargo, uno de los jóvenes se negó a abandonar la aldea. “No me marcharé”, dijo, “si hace falta fundaré una nueva familia que se haga cargo de esa zona, y yo mismo me dedicaré a ella desde el primer día”.

Todos sabían que nadie era capaz de mantener por sí mismo una de aquellas zonas replantadas y, como el bosque tardaría algún tiempo en despoblarse, aceptaron la propuesta del joven. Pero al hacerlo, aceptaron la revolución más grande jamás vivida en el pueblo.

Aquel joven, muy querido por todos, no tardó en encontrar manos que lo ayudaran a replantar. Pero todas aquellas manos salían de otras zonas, y pronto la suya no fue la única zona en la que había necesidad de más árboles. Aquellas nuevas zonas recibieron ayuda de otras familias y en poco tiempo ya nadie sabía quién debía cuidar una zona u otra: simplemente, se dedicaban a plantar allí donde hiciera falta. Pero hacía falta en tantos sitios, que comenzaron a plantar incluso durante la noche, a pesar del miedo ancestral que sentían hacia los malvados podadores.
Aquellas plantaciones nocturnas terminaron haciendo coincidir a cuidadores con exterminadores
, pero sólo para descubrir que aquellos “terribles” seres no eran más que los asustados miembros de una tribu que se escondían en las laberínticas cuevas de los acantilados durante el día, y acudían a la superficie durante la noche para obtener un poco de leña y comida con la que apenas sobrevivir. Y en cuanto alguno de estos “seres” conocía las bondades de vivir en un poblado en la superficie, y de tener agua y comida, y de saber plantar árboles, suplicaba ser aceptado en la aldea.

Con cada nuevo “nocturno”, el poblado ganaba manos para plantar, y perdía brazos para talar. Pronto, el pueblo se llenó de agradecidos “nocturnos” que se mezclaban sin miedo entre las antiguas familias, hasta el punto de hacerse indinstinguibles. Y tanta era su influencia, que el bosque comenzó a crecer. Día tras día, año tras año, de forma casi imperceptible, el bosque se hacía más y más grande, aumentando la superficie que protegía, hasta que finalmente las sucesivas generaciones de aquel pueblo pudieron vivir allá donde quisieron, en cualquier lugar de la comarca. Y jamás hubieran sabido que tiempo atrás, su origen estaba en un pequeño pueblo protegido por unos pocos árboles a punto de desaparecer.


Puntuación media: 8.4 (263 votes)

Como afiliados de Amazon ganamos dinero por las compras realizadas a través de este enlace

si te gustan estos cuentos, puedes recibir las nuevas publicaciones por eMAIL

( afortunadamente, enviártelos no nos cuesta nada )

¿Prefieres buscar los cuentos, o utilizar los valores o personajes que contienen? También puedes hacerlo utilizando estos enlaces

buscar en la colección

Niños con valores

Esta es una lista de los distintos tipos de clasificaciones de los cuentos infantiles en que está organizado este sitio




Si lo que quieres es corregir conductas, aquí tienes los cuentos para corregir comportamientos

Comentarios

sinceras felicitaciones por

sinceras felicitaciones por compartir estos cuentos que nos sirve para compartir con nuestra niñez que necesita mucho de nosotros los docentes
para vivir el mundo de las fantacias

Que cuento tan maravilloso,

Que cuento tan maravilloso, me cautivo de principio a fin...

Felicitaciones es una pagina

Felicitaciones es una pagina excelente,me gustaría conocer cuentos sobre miedo a la muerte

mil gracias

deberia haber un cuentu de

deberia haber un cuentu de miedo o terror

Este cuento es muy bonito y a

Este cuento es muy bonito y a Mateo le gusta por que le gustan las plantas

Gracias, Pedro Pablo, por tan

Gracias, Pedro Pablo, por tan precioso cuento. Me ha encantado que enseñe a los niños tantos valores de forma tan sencilla y eficaz.
Un abrazo de colores, Azucena